jueves, 26 de abril de 2012

Cuando el elefante se llevó mi memoria

Por fin comienzo a escribir. Terminadas ya mil cartas enviadas a nadie, a quien las reciba, a quien en esta casa viva ya pasada mi muerte y parado mi corazón. Escribo, con ansia, he de decirlo, algo que no comprendo ni yo.

Escribo en un parque, mientras cruzo despacito por un pequeño camino, no miro, sólo escribo. De repente noto algo ruidoso y gigante que se abalanza sobre mí, ¿qué es? ¿Un elefante? No, no es un animal, es una bestia andante, con seis gigantes pezuñas color azabache sobre las cuales rueda. Ya está aquí, paseando sobre mí.


Pii pii pii... Eso es todo lo que oigo, pitidos intermitentes, carritos metálicos deslizarse rápidamente por un suelo de azulejo, gente que va para un lado y para otro, pasos, pasos y... silencio. Todo se funde en silencio, no oigo nada, pero... ¡Sí! ¡Ahora sí! Escucho lo mismo de nuevo y siento que alguien mueve mi brazo, tiene una voz muy dulce y relajada, que ruega con cariño mi calma. Es una señorita, una joven muy guapa. Intento abrir los ojos, la luz me molesta, pero lo intento, cada vez con más fuerza. ¡Lo conseguí! Ahora la veo, la señorita hermosa que sostenía con delicadeza mi brazo. Es más bonita que en mis sueños: hilos de oro cubren su cabeza, pero entre algunos cabellos distingo su frente, pálida y con pecas; bajo la mirada y encuentro la suya, azulada, comprensiva, que con ternura me mira; y sigo mi recorrido por una nariz perfecta, pómulos blanquecinos y moteados la rodean; sus labios, rojos como la seda, esconden una sonrisa de pedazos de luna llena.

Pero empiezo a pensar: ¿Quién soy yo? ¿Quién es ella? ¿Qué hago en este edificio de curanderas?
Lo grito, lo pregunto, lo exclamo y me hundo, todos dicen lo mismo, tonterías: “Eres Lucía Rojas Muñoz, escritora y poetisa. Hace más de un mes, el 30 de abril de 2007, entraste en este hospital tras tener un accidente: un camión de mudanzas te atropelló mientras cruzabas, sin cuidado alguno, por el Parque de Neptuno. Nacida en Madrid, pero ciudadana de Gerona, aunque siempre has vivido en la hermosa Barcelona. Tras ese hecho tu memoria desapareció, ahora empiezas desde cero lo que Lucía te dejó.”


Me llevan a casa dos hombres uniformados en una gran ambulancia, dicen ya me han instalado. Los veo marcharse, a lo lejos, ya son un punto muy pequeño. Giran la esquina. Ya no los encuentro.
Ahora debería recordar las cosas, cotilleando pertenencias de Lucía Rojas. Álbumes de fotos, libros, cartas y panfletos; en casa de un poeta, ¡¿qué otra cosa pedir puedo?!

Veamos instantáneas, imágenes con sonrisas verdaderas y forzadas.
Ésta parece antigua, quizás sea de mi infancia. Aparece una niñita curvando su boca, enseñando sus dientes y con cara de loca. Se divierte jugando, le gusta ser niña; se nota, porque se ríe de la vida y su alegría derrocha, se nota.
Atención a esta otra: es la misma criatura, alzada en brazos por un hombre. En ellos se ve el cariño, en mi interior algo se encoge. Se quieren, se adoran, y el hombre la arrincona, la protege de los miedos por los que la niña llora.


Basta ya de imágenes arropadoras. Leamos las cartas que recibió mi antecesora.
Ésta me gusta, la de papel rosa, letra pequeña y caligrafía hermosa. Parece ser que de amor trata, tengo intriga por saber si a Lucía algo le encanta. Dice así:


Vuelvo a escribir con otra pluma nueva, ya gastadas la otra y la anterior. Tantas historias, tantos recuerdos y la letra de aquella triste canción. Todo se queda en recuerdos. Bellos recuerdos de lo que está por venir, que lo veo llegar, aún desde aquí. Ya todo borroso se queda en eso, recuerdos. Recuerdos del futuro, de lo que tú verás en mí, ¿qué es? ¿Qué ves? ¿Qué es lo que se esconde en tu mirada? No sé... tal vez... No, tal vez nada. Todo es otro cuento más, fantasía, la ilusión de aquella niña, dulce y pequeñita. Es el sueño de una soñadora, inexperta y asquerosa, que procura llegar a la perfección total de lo que aquel día fue y quizás mañana será. Es la mirada de dos enamorados, enemigos, enfrentados, que sólo buscan la salida de esa horrible habitación.
Entonces yo me pregunto: ¿cuál de todos soy yo?
La niña, el futuro, la fantasía... Yo soy yo, una chica valiente y esperanzada  con un sueño que cumplir. Nada de valiente, no soy más que una estúpida niñata asustadiza y retrasada con una vida por destruir; nada que cumplir, nada que decir.
Aún me queda todo por decir, sobre la vida y sobre mí; una imagen abstracta sobre un ser poco común, especial, que hace poco conocí: yo. Yo y mi yo, una vida por delante, simples recuerdos me cubren las espaldas, no soy más que un caminante. Voy haciendo mi camino con decisión, con tu cariño, sabiendo que sin conocerte te amo, y sin  haberte tenido te extraño. Pero cuando no estás cerca, algo se nubla, me endereza y me carcome las entrañas, lo más profundo de mi cabeza.
Todo es nada... TODO, maldito término que no engloba nada. NADA, vocablo difícil, palabra extraña. Dulce forma de indicar la desesperanza, el vacío, el odio, la soledad, la algarabía de una mirada esclava. ¿Qué es todo y qué es nada? Todo es tu sonrisa, tu alma. Nada, la inexistencia total, tu evaporación final.
Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, con la inútil esperanza de verte junto a mí. Melodías nos rodean, tú me tocas, me embelesas. Pero de repente todo acaba. Este sueño se funde en silencio, es extraño, es completo. Eres tú, es lo que siento: la libertad, el descontento... 
De tu posesión divina... ©


Es maravillosa, la leo y la releo una y otra vez. ¿Quién sería esa persona especial que tantas maravillas escribía por Lucía? Sólo alguien con tanta ilusión sería digno de nuestro amor, tanto de Lucía como de mi corazón.

Siento que algo florece en mi interior, y cada vez que la leo se hace más fuerte. Es terrible, pero se agradece. Me llena el alma de atontamiento y pasión. Por eso pienso que quizá sea mi amor. Amor de esta Lucía nueva, que con palabras se eleva si son de tan dulce emoción. Su alma me conoce, más de lo que me conozco yo. Y me gusta, me encanta ver en mis ojos la luz de mi interior, que por primera vez florece desde que soy un yo no yo.

Esa persona... ¿Quién puede ser? ¿Quién hace mi sonrisa aparecer?

De repente noto algo resbalar por mis mejillas. Algo húmedo y frío, que no nace en mis ojos, sino en mi corazón, solitario y perdido en los recuerdos del vacío. Es la lágrima que vacía mi alma, o quizás sólo es la parte que demuestra el comienzo de un amor que me llena de ilusión.
Lentamente me paso la mano por las mejillas para recoger la pequeña gotita. Me acerco los dedos a los labios y la dejo desembocar en el interior de mi alma, el maravilloso lugar del cual surgió, humedeciendo mi boca, ya seca por el calor.

Todo ha pasado ya, aunque el nudo de mi garganta no quiere marchar. Me abrigo para sentirme recogida, pensarme adorada, creerme acogida. Me dispongo a salir de la casa de Lucía, me acercó a la puerta y susurro a mi vida “Gracias por este regalo. Gracias por esta salida”.


Presiono hacia los infiernos, con dulzura, el manillar, y antes de que lo piense, el viento me intenta asustar. Salgo muy pausada hacia el lugar de mi desdicha, libro y bolígrafo en mano, ya dispuesta a mover ficha. Voy hacia el Parque de Neptuno, buscando recuerdos de mi infortunio.

Me siento en un banco dispuesta a escribir. En mi cuaderno sólo veo “30 de abril”. Maldito día en que Lucía murió. Maravilla de momento en que ella en mí renació.
Cierro los ojos buscando inspiración, pienso en el amor... ¿Qué es esa emoción? Yo lo describiría un abismo, el caer, el precipicio. ¿Lo mismo que la muerte? Posible, pero con cariño.

Miro en el cuaderno y descubro un papelito. ¡Otra carta suya! ¡Qué amor tan bonito...!
No me decido a leerla, quizás no debería. Pero después de en mis manos tenerla todo me lleva a la fechoría. Son tan hermosas las palabras que en el papel que miro se han escrito que deseo con toda mi alma no ser tan cruel con su destino.

¡¡LEER!! Ésa es la solución propuesta, leerla, releerla y requeterreleerla, hasta que su sonido, poco a poco, su funda y desaparezca.
¡Qué extraño! ¿El sobre está cerrado?¿Aún nadie la ha leído?¿Soy la primera en hallarlo?
No sé si debería abrirlo, aunque dudo que moleste; pues para mí eran las cartas, que a nadie más interesen. ¡Revelaré sus secretos! Mas ahora yo soy la dueña de todo lo que halle dentro. La misma letra parece, igual de poética se desvanece dulcemente su locura hasta llegar a la Luna. Pues la noche es solitaria y nadie lo podrá saber, alto y claro, corazón en mano, comienzo a leer:


Y te pienso, y me miro. Y sólo quiero despertar de este maravilloso sueño para que en pesadilla no pueda acabar.
Nada de despertar; quiero seguir soñando que me amas, que te amo; que todo lo que sucede no es más que eso, un sueño. Pero no, no es cierto, esto no es un sueño, es la realidad.
Porque pienso en ti las millones de horas de una noche, pues contigo puedo soñar hasta la eternidad. La eternidad de toda una vida; toda ella resumida en un “Te quiero”. Nada más que eso, las ganas de seguir despierto te consumen y te traen a mí. Y a mí me consumes tú, con esa dulce y tenebrosa aura que te rodea.
No es más que la tentación, el caer en un abismo del que no poder salir. Puedes caer o vivir... no llega a ser morir. Es un trance, un proceso. Ni vives ni mueres, te sitúas en medio.
Algo te dice que tirarte es peligroso, pero todo lo que te rodea te incita a hacerlo. Es eso, el temor a perderme con un solo error. El temor a no tenerme por no caer en este amor. Es duro y complicado, pero lo quieres hacer...
¿Caer o no caer? Es difícil. Cierras los ojos y te comes la cabeza pensando cómo tenerme aquí. Y quizás no es más  que un sueño pero lo sientes fuerte en ti. Como si no pudiere existir mañana algo con lo que sufrir. Como si todo dependiese de la elección, y ésta, al fin y al cabo, sólo depende del temor.
Y sé que es  muy complejo saber la solución, pero la única existente es no pensar por los dos. Piensa sólo en ti, sé egoísta. Al fin y al cabo, sólo construyes tu autopista.
Los animales no se aman, olvidemos esta historia; aunque también puedes quererme en plenitud y gloria.
Y ahora no piensas, y no te das cuenta; pero, para cuando hayas terminado de leer esto, ya habrás caído; y a partir de esto, eres sólo mío...
De tu posesión divina... ©


Ahora sé que de verdad estoy enamorada. No importa quién se esconda tras el papel y las palabras.
Manchas de tinta emborronada por las lágrimas, palabras que hablan de un amor infinito y la esperanza perdida de ser yo quien se engaña... Sé que estoy enamorada.
Ahora puede llegar el abismo de la muerte porque sé que amo a la persona adecuada.

Pero, ¿qué pasa? Las piernas me fallan y noto como mi cabeza se golpea sobre el suelo de piedra. Empapada por la lluvia, no soy más que una joven ilusa. Dos décadas de experiencia derramadas por el suelo en forma de gotas de sangre... ¡¡Ya lo veo!! Veo algo que me aclama, luminoso y oscuro, muy cercano y muy profundo. Tengo miedo, pero al fin y al cabo, corazón ya parado... ¿Qué más espero?


Yo, Lucía Rojas Muñoz, reina de la fantasía, a mis 21 años fallezco por una desdichada caída. He muerto por un derrame, demasiada sangre perdida. En el Parque de Neptuno, lugar de otro infortunio, muere definitivamente el recuerdo de una escritora y poetisa demasiado centrada en lo escrito y poco en vivir su vida...

Pero al menos muere enamorada. Enamorada... de sí misma.




~Your windancer~

sábado, 21 de abril de 2012

Ahora estás aquí

Bastaba con escribirlo para que una semana después me lo recitases y volvieses a por mí...

- Desapareciste.
- Lo sé.
- Has vuelto.
- Por ti.
- Te busqué.
- Ahora estoy aquí.


Necesitaba decirte que... te he echado de menos.

~Your windancer~

miércoles, 4 de abril de 2012

Pretty Goddess of Mine~

Ser preciosa no te ayudará a ser feliz si tú misma no te aceptas, princesa.
TE GUSTAN LAS MUJERES
No me odies si me quieres. Si te quiero. Si nos queremos...


Fdo.: Tu amante, la que no te olvida... 

sábado, 17 de marzo de 2012

Cuando me cuidabas

Y pensar que, después de tanto tiempo, aún guardo tus versos en el trasfondo de mi espejo...

Hoy, en día de nadie, se levantan mis pies,
mis manos se mueven y te tocan sin querer.
Mi aliento roza tus oídos que alcanzan a entender
que no debes preocuparte, que todo saldrá bien.

- ¡No llores más, mi reina!, ¡no llores más por él!
¡No derrames tus lágrimas!, nada puedes hacer.
¡No te entristezcas por cosas sin sentido!
¡No te enfades por no hacer!, él te perdono. Eso lo sabes bien.

Hoy, en día de nadie, mis ojos verán correr
lágrimas de sangre por mis mejillas
esparcidas por todo el largo de la pared,
por culpa de tu alma que no dejó perecer.

- ¡No gastes más tu voz! ¡No grites más por él!
¡No desperdicies tu vida!, nada puedes hacer.
¡No quites oportunidades!, tu vida sigue aun sin querer.
¡No te culpes por eso!, él te perdonó. Eso lo sabes bien.
T. Darknight


~Your windancer~

domingo, 20 de noviembre de 2011

20N

Hoy no es día para hablar de mujeres, hoy no es día para hablar de amor.


Esta noche lloraré. Y no seré la única, sino que habrá cientos de jóvenes que, como yo, sentirán que su libertad y su futuro se verán menguados de ahora en adelante.

Sólo nos queda la esperanza de que la corrupción y las injusticias consecuentes que se acercan abran los ojos a la gente y por fin puedan ver nuestra realidad, nuestro día a día.


Mayoría absoluta significa vía libre para hacer lo que plaza, significa que, con la justicia comprada, pueden someternos a las más crueles leyes y reformas. Significa, camaradas, que nos roban la comida, el futuro, la libertad. Nos roban todo aquello que nos hace ciudadanos.

~ · ~ · ~ · ~ · ~

Ellos son más, pero nosotros gritamos más alto, y no vamos a callarnos.

Basta ya.
No somos menos españoles por reclamar nuestra dignidad.
No somos menos españoles por hablar con los Derechos Humanos en mano, garganta y corazón.
No somos menos españoles por querer salir adelante.
No somos menos españoles por luchar.


Por mis venas corre sangre de todas las razas, de todas las ideas.
Soy ciudadana de mi hogar, de mi barrio, de Madrid, de España, de Europa, de la Tierra, de la infinitud del Universo.
Mi sangre es humana, hija de la Naturaleza, y esto condiciona mi vida. Tengo unos Derechos Humanos innatos que defender, tengo una obligación para con mis semejantes que cumplir: respetar y ser respetada.


Fdo.:  Una ciudadana defraudada.